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Desintegración en el “período postsoviético”

¡La Liga Espartaquista APOYA a las tropas estadounidenses en Haití!

  

[Publicado por primera vez en inglés el 15 de febrero de 2010.]

  

La devastación desencadenada por el reciente terremoto en Haití atrajo considerablemente la atención del mundo, con la situación de las masas haitianas ganando enorme simpatía entre amplios sectores de la población de EEUU. La urgencia inmediata de la situación y las ilusiones de muchos americanos en la buena fe de Obama dieron al gobierno de EEUU una oportunidad de justificar la ocupación militar de aquello país en nombre de _supuestamente_ ayudar a su pueblo.

  

Mientras que en el pasado situaciones similares llevaron a muchos en la izquierda a que también perdiesen su compostura y apoyasen intervenciones militares imperialistas -desde el apoyo a la presencia de las tropas británicas en Irlanda del Norte por parte de los seguidores de Tony Cliff a fines de los 60, al llamado del Partido Socialista de los Trabajadores (Socialist Workers Party – SWP/EEUU) para que fuesen mandadas tropas para Boston a mediados de los 70, o el generalizado apoyo a la intervención imperialista en la guerra civil de Bosnia a mediados de los 90- parece que, esta vez, casi todos en la extrema izquierda reconocieron el razonamiento imperialista del gobierno estadounidense en la ocupación de Haití y salieron a oponerse. Casi todos en la extrema izquierda, a no ser por una sorprendente y no menos chocante excepción.

  

En la presente edición de su prensa, la Liga Espartaquista (Spartacist League) de los Estados Unidos (SL/EEUU) declaró:

  

“Las fuerzas armadas estadounidenses son la única fuerza en el terreno con la capacidad —por ejemplo, camiones, aviones, barcos— de organizar el transporte de la comida, agua y provisiones médicas y de otra naturaleza que están llegando a la población haitiana. Y lo está haciendo de la manera típicamente puerca del imperialismo estadounidense. Siempre nos hemos opuesto a las ocupaciones de Haití o cualquier otro país por parte de EE.UU. y la ONU —y tal vez sea necesario llamar por la salida de EE.UU. y la ONU de Haití en el futuro cercano—, pero no vamos a llamar por poner fin a la ayuda que puedan obtener las desesperadas masas haitianas”.

  

“El horror del terremoto en Haití: Imperialismo, racismo e inanición” (Workers Vanguard No. 951, 29 de enero de 2010).

  

Nadie proclamando una comprensión marxista del imperialismo o mismo sólo con algún conocimiento de la Historia reciente tendría ninguna duda sobre las ambiciones predatorias por detrás de cualquier intervención imperialista en el extranjero. La situación de Haití no ofrece ninguna cuestión nueva que sea diferente a las intervenciones “humanitarias” anteriores (a las cuales la SL mínimamente se opuso a la presencia de las tropas imperialistas, cuando no llamando siempre por su derrota militar) que pudiera posiblemente ser causa justificada de legítima desorientación. El artículo de la SL hasta mismo reconoce:

  

“Al tiempo que los ‘socialistas’ reformistas como la International Socialist Organization (ISO) y el Workers World Party (WWP) piden que los Estados Unidos ofrezcan ayuda sin ejercer el poderío militar, nosotros no tenemos tales ilusiones. De hecho, las fuerzas estadounidenses en Haití hicieron de la ‘seguridad’ una prioridad más alta que la de garantizar ayuda. Mientras muchos aviones cargando suplementos aterrizan en el aeropuerto de Puerto Príncipe _ahora controlado por fuerzas norteamericanas_, otros fueron criminalmente desviados porque los EEUU dieron prioridad de aterrizaje a sus aviones que cargan personal militar”.

  

Habiendo sido ampliamente percibida la obstrucción hecha por las fuerzas armadas estadounidenses de las provisiones desesperadamente necesarias y su represión contra el pueblo haitiano, todo ello debería tornar la situación todavía más obvia, mismo para aquellos guiados por una comprensión empírica puramente inmediata.

  

Programa genera teoría, que genera programa

  

El hecho de que la SL revindica el marxismo los forzó a intentar una explicación teórica racional para lo que es, en el fondo, un “impulso” oportunista. Argumentar contra este impulso con citas de Estado y Revolución de Lenin o La Arte del Posible de Rosa Luxemburgo, en esas circunstancias, sería extender la cuestión más allá de lo que es necesario. No obstante, mismo en sus propios términos, los argumentos sostenidos tienen una lógica política que va mucho más allá de la situación inmediata en Haití, que debiera estar causando ondas de choque en cualquiera que tenga la más remota aspiración socialista dentro del desmoralizado grupo de la SL.

  

En su trascurso de denuncias contra el Grupo Internacionalista (IG) de Jan Norden, que publicó una declaración sobre Haití antes de ellos, la SL argumentó:

  

“La desagradable realidad que el IG niega es que: 1) aún antes del terremoto, no había virtualmente ninguna clase obrera en Haití; 2) luego, después del terremoto, hasta el Estado estaba ‘absolutamente reducido a escombros’, pero también estaba de este modo la sociedad como un todo, incluyendo la población desesperada y sin medios; y 3) existe un poder militar en Haití que está lejos de estar ‘reducido a escombros’, que es el imperialismo de EEUU”.

  

“El IG exige que ‘todas las fuerzas de EEUU en Haití se retiren’, como si la actual presencia militar de los EEUU en Haití tuviese el objetivo de suprimir un levantamiento popular […]. El IG está cínicamente jugando con retórica, jovialmente despreocupado con el hecho de que en el mundo real, si la política que ellos revindican fuese implementada, ésta resultaría en muertes en masa por inanición.” (Énfasis en el original).

  

La afirmación de que, “mismo antes del terremoto”, no había virtualmente ninguna clase obrera en Haití tiene muchos paralelos con el argumento estalinista sobre la China de 1927 donde, proporcionalmente hablando, difícilmente la clase trabajadora estaba más desarrollada que en Haití, en Bolivia o en muchos otros países que la SL está descartando para propósitos revolucionarios. Pero, aunque hipotéticamente sea verdad, y las visiones de Trotsky sobre la Revolución Permanente precisen ser reajustadas o limitadas, como la SL está implícitamente argumentando, Marx (en su correspondencia con los revolucionarios rusos) y la Tercera Internacional de Lenin mínimamente intentaron mapear una estrategia revolucionaria viable para tales escenarios, entendiendo que su destino final residía en la victoria de las revoluciones en los países capitalistas avanzados. Mientras tanto, así como la Segunda Internacional, los “marxistas” en la SL argumentan lo contrario:

  

“La amarga verdad es que las desesperadas condiciones de Haití hoy no pueden ser resueltas dentro de Haití. La clave para la liberación de Haití reside en la revolución proletaria a través del hemisferio, en la cual la movilización del considerable proletariado haitiano refugiado puede jugar un papel central.” 

  

Eso deja a los revolucionarios haitianos con pocas opciones a no ser esperar pasivamente a ser socorridos por las luchas revolucionarias en otros países o sino emigrar. Cualquiera de los medios dejaría a las masas haitianas como un todo _y a sus luchas_, en completo abandono, suponiendo que la SL tuviera algún interés en la cuestión. ¿Cómo se deberían orientar los revolucionarios, por ejemplo, con relación a las luchas pasadas (y futuras) como el “descontento de las masas que retiró a ‘Baby Doc’ Duvalier del poder?” ¿Será que ese evento, de acuerdo con la SL, tuvo alguna importancia en el gran esquema que ésta propone?

  

Apuntar hacia la verdad en la cuestión de que el destino final de Haití (de hecho, de cualquier país, por más económicamente desarrollado que sea) reside, en última instancia, en la victoria de la revolución mundial es usado por la SL como un mecanismo para abandonar la estrategia de la Revolución Permanente de Trotsky (o cualquier otra estrategia revolucionaria alternativa) para la mayor parte del Tercer Mundo. Está claro, la SL no está haciendo una reevaluación teórica seria, con todas las consecuencias políticas consistentemente llevadas adelante, sino una racionalización de su actual clima de desesperanza y acomodación.

  

Si no hubiese, _hipotéticamente hablando, una vez más_, ninguna clase obrera en Haití, fuese industrial, rural, o de cualquier otro tipo, eso entonces implica que no habría una clase capitalista lo suficientemente desarrollada, fuese nativa o extranjera. Eso plantea algunas cuestiones acerca de la naturaleza de la economía haitiana. También, ¿exactamente cuáles intereses de clase estaba defendiendo el Estado haitiano? Al denunciar a otros en la izquierda por seguir al expresidente haitiano Aristide de manera oportunista, la SL comete un desliz al citar una declaración antigua que dice que Aristide iría a “desempeñar el papel de instrumento de camuflaje de la burguesía haitiana” (“Haiti: Election Avalanche for Radical Priest”, WV No. 517, 4 de enero de 1991).

  

Dejando de lado la cuestión de la estructura de clases de Haití, ¿qué propone la SL, después de su actual posición, que defiendan las masas haitianas en alternativa a figuras burguesas populistas como Aristide? Ella obviamente no está bregando por la  formación de un partido trotskista en Haití (con cualquier estrategia que sea) como alternativa. Los estalinistas ofrecerían a las masas haitianas su estrategia de dos etapas, eso está claro. ¿Cuál sería entonces la respuesta de la SL?

  

La SL apunta que en 2004 “nosotros [la SL] mostramos que la ocupación de Haití por los EEUU también representaba un peligro para el Estado obrero deformado cubano, así como para el proletariado militante de la República Dominicana, que divide con Haití la isla de La Española.” (“Haiti: U.S./UN Troops Out!”, WV 821, 5 de marzo de 2004). ¿Esos peligros súbitamente desaparecieron? ¿La defensa de la revolución cubana no comienza más en Puerto Príncipe (parafraseando el antiguo eslogan de la SL)? 

  

La SL, yendo aún más lejos, escribe lo siguiente:

  

“Para los liberales desilusionados con la política de la administración Obama en Afganistán e Irak, el terremoto de Haití fue visto como una oportunidad para que los Estados Unidos mostraran un rostro benévolo. Eso fue difundido por los incentivadores reformistas un tanto desilusionados de Obama, como la ISO y el WWP. La ISO exige que ‘Obama inmediatamente interrumpa la ocupación militar de Haití’ mientras llama a que los Estados Unidos ‘llenen el país con médicos, enfermeros, comida, agua y materiales de construcción’. De la misma forma una declaración del 14 de enero exige ‘la remoción de todas las tropas de combate de la ONU’ al tiempo que defiende que ‘todos los bonos de los ejecutivos de las instituciones financieras que recibieron dinero del paquete de ayuda económica sean donados a Haití’.”

  

“La noción de que el imperialismo estadounidense puede ser presionado para servir a las necesidades de los oprimidos, y no a las de sus propios intereses de clase, muestra unas ilusiones sin límites en las buenas mercedes de la voraz clase dominante americana. Reformistas como la ISO y el WWP alzaron un llamado contra la guerra norteamericana en Irak, exigiendo una mudanza en la prioridad de los gastos del gobierno de EEUU, pasando de la guerra a los servicios sociales como educación. La dominación neocolonial y el enriquecimiento, empero, son inherentes al imperialismo y ninguna cantidad de presión y súplicas puede cambiar eso.”

  

Sin embargo, si “la noción de que el imperialismo estadounidense puede ser presionado para servir a las necesidades de los oprimidos” muestra “ilusiones sin límites”, entonces ¿por qué la SL no se está oponiendo a la ocupación militar de los Estados Unidos en Haití? Obviamente, la SL no cree que eso sea una ilusión, ya que ella está a favor de que las tropas permanezcan, precisamente, porque afirma que ellas están sirviendo a las necesidades inmediatas de los oprimidos. ¿En qué otras partes del mundo el imperialismo puede prestar ayuda? ¿Más específicamente en aquellas donde la SL afirma que no poseen una clase obrera nativa mensurable, como Afganistán? ¿O, tal vez, todavía más ampliamente a través de la Historia? El argumento de los seguidores de Cliff sobre Irlanda del Norte en 1969 parece muy similar al de la Liga Espartaquista hoy:

  

“El oxígeno provisto por la presencia de las tropas británicas es poco, pero vital. Aquellos que llaman a la retirada inmediata de las tropas antes de que los hombres detrás de las barricadas puedan defenderse están llamando a un exterminio que irá a impactar primero y más duramente sobre los socialistas.”

  

Socialist Worker, 11 de septiembre de 1969

  

Finalmente, ¿qué actitud iría a tomar la SL en la circunstancia de una lucha de los haitianos para retirar las tropas americanas de su país? ¿Iría simplemente abstenerse de hacer un llamado a la derrota del imperialismo de los EEUU, como lo hicieron en Afganistán en 2001?, ¿pediría que las vidas de esas tropas fuesen salvadas, como lo hicieron en el Líbano en 1983?, ¿o posiblemente aún peor, especialmente a la luz de ese papel benéfico que la SL afirma que las tropas estaban desempeñando en ese momento?

  

En un informe sobre su décima tercera conferencia nacional, preparado para anticipar los lectores para una posible expulsión de Rachel Wolkenstein y su base de apoyadores en el Partisan Defense Committee (frente asociada con la SL que realiza acciones en defesa de Mumia Abu Jamal y otros presos políticos) la SL afirma que:

  

“Las presiones del período ayudaran a generar tentativas de encontrar maneras de ‘enriquecer fácil’, o sea, de liquidar nuestros programa revolucionario, proletario e internacionalista para asociarse a fuerzas mayores, hostiles a la clase obrera y a nuestro propósito revolucionario.”

  

— “Días perros del periodo postsoviético” (WV 948, 4 de diciembre de 2009).

  

Parece un poco perverso denunciar a los críticos internos por “asociarse” a “fuerzas mayores, hostiles a la clase trabajadora” (supuestamente el grupo bastante pequeño y sincero -aunque en muchas ocasiones políticamente errado- de activistas de Mumia Abu Jamal, muchos de los cuales, sin duda todavía tienen una posición sobre Haití mejor que la de la SL), cuando la “fuerza mayor” a la cual se está asociando es a su propia burguesía.

  

¿Por qué?

  

Las preguntas han sido realizadas por muchos acerca de los posibles motivos per detrás de la más reciente posición de la SL. Algunos afirman que es una tentativa de la dirección de ésta para encontrar un modo de diferenciarse artificialmente del restante de la izquierda. Los reclamos de la base de la SL sobre las dificultades de diferenciarse de otros grupos de izquierda desde la caída de la URSS vienen, de hecho, siendo frecuentes. Otros creen que, en el contexto de su reciente estrechamiento interno, el liderazgo de la SL está usando la cuestión organizativamente, como una prueba de lealtad. Aquellos que tuvieron éxito en pasar el test de la SL muestran que su verdadera lealtad a ese culto enfermizo es organizativa, en vez de expresar cualquier pretensión que la SL pudiera tener sobre la revolución socialista. Por último, el IG afirmó que la SL realizo un giro frente a una histeria chauvinista. Mientras la SL ciertamente realizó tales giros en el pasado, como su espantosa reacción al 11 de Septiembre y a la guerra de Afganistán en 2001, ninguna atmósfera similar existe en relación a Haití en ese momento.

  

Como fue elaborado de una forma más completa en una polémica anterior (IG: Programa de Transición de Trotsky o Brújula Política de Robertson?, (inglés) 6 de mayo de 2009), la SL basó prácticamente toda su existencia durante los años 80 en la cuestión de la defensa de la URSS. En el velorio de su caída, construyeron una visión del mundo bajo el cual, así como previamente todas las cuestiones eran vistas bajo el prisma de la defensa de la Unión Soviética, hoy todas las cuestiones son vistas  a través del estrecho prisma de su muerte.  No es tan sólo la crisis subjetiva de liderazgo que retrasa las luchas de la clase obrera, sino una nueva circunstancia objetiva donde la cuestión de tomar el poder del Estado se coloca fuera de la agenda por una razón u otra.

  

Aquellos que desisten de la clase obrera son forzados a buscar por salvación en otras fuerzas sociales. Durante los años 80, en una desorientación simétrica a la de hoy, las visiones y miedos extremadamente exagerados de la SL sobre los “peligros de los años de Reagan”, combinados con el desmantelamiento de sus fracciones sindicales, los llevó a mirar a los estalinistas soviéticos, a su ejército y a su poderío económico como los protectores de los ataques del imperialismo. Hoy, la URSS no existe más y Cuba no puede reaccionar como un sustituto suficiente en la región. La reciente crisis en Haití y la reacción de la SL son, en el fondo, una expresión del hecho de ellos haber desistido de la clase obrera y, en conclusión, desistido de sí mismos.

  

Wohlforth y Robertson

  

Al menos de alguna forma parece que el líder de la Liga Espartaquista, Jim Robertson, llegó a las mismas conclusiones, no obstante en tiempos diferentes, que su antiguo archienemigo Tim Wohlforth. Más allá del hecho de que ambos comenzaron como oposicionistas al giro del Socialist Workers Party al revisionismo pablista a comienzos de los 60, y que ambos trágicamente acabaron liderando cultos burocráticos anti-trotskistas, parece que Jim Robertson está ahora finalmente llegando a las visiones de Wohlforth sobre un imperialismo “humanitario”.

  

Un artículo de 1995 de la SL, intitulado provocativamente (y sin intención humorística) “Wohlforth: ¿Quién es ese cadáver apestoso?”, declaró que “unos jóvenes navegando por internet pueden estar preguntándose quién es ese maníaco suelto en el ciberespacio dando vivas de “buen trabajo!” a las fuerzas de la OTAN bombardeando a los serbo-bosnios…”. Wohlforth también extendió su apoyo para la “humanitaria” intervención imperialista en otros países en la época, como Somalia (que por los actuales criterios de la SL tampoco tenía clase obrera y, tal vez en retrospectiva, merecía la benevolencia imperialista) y, coincidentemente, Haití. Robertson, aun no siendo tan abiertamente grotesco, viene siguiendo los pasos de su archienemigo a un ritmo más lento. Siendo bastante viejo, es probable que muera antes de que lo alcance. Pero tal vez, aquellas personas que navegan por internet debieran hacerse la pregunta (con la inflexión cómica y el encogimiento de hombros apropiados) “Jim Robertson: ¿Quién es ÉSE cadáver apestoso?, y ¿POR QUÉ él apoya el envío de tropas estadounidenses para ocupar Haití?”.

  

Un navío que se hunde

  

El informe de la décima tercera conferencia nacional de la SL, en algunos momentos, suena casi como un auto-obituario. Después de reconocer que, “nosotros tal vez no tengamos una perspectiva inmediata”, la SL proclama que su “tarea central” es “armar el partido programática y teóricamente, desde la publicación de Spartacist, hasta la manutención del archivo del Comité Central, la Biblioteca de Investigación Prometheus, y la realización de todo tipo de formación política a lo largo de nuestro trabajo”. En otras palabras, preservar el legado de Jim Robertson para futuros archivistas.

  

Ese es el resultado lógico de abandonar, implícita o explícitamente, a la revolución socialista como una perspectiva realista para nuestra época. Entonces, un líder puede establecer un horizonte más bajo a partir del objetivo “realista” de usar la organización para mantener y preservar su legado personal como “nota al pie de la Historia”.

  

Esa evidente desmoralización, un drástico corte en el número de miembros, el amedrentamiento de Rachel Wolkenstein y el más reciente desvío en una cuestión internacional contemporánea y fundamental indican que la SL es un navío que se hunde y hay una gran percepción interna de este hecho, debido a todos sus indicios.

  

En su transformación desde un grupo de propaganda revolucionario hasta una secta, la SL no solamente destruyó muchos potenciales revolucionarios,  pero también reclutó algunas personas con base en su antiguo legado, una pequeña minoría que aún no abandonó subjetivamente sus aspiraciones revolucionarias. La dirección del Grupo Internacionalista nunca ha hizo un balance político honesto de la historia de la SL y del rol que desempeñaron en ella (así como en su degeneración). De otras formas, tampoco lo hizo la dirección de la Tendencia Bolchevique Internacional (particularmente con respecto a las cuestiones involucrando Bill Logan, pero también, sin duda, con relación a su actual burócrata jefe Tom Riley) y, después de un promisor comienzo, ella se mueve con increíble velocidad para su propio “camino hacia Rileyville” burocrático, hoy hace más de una década (vea “El camino hacia fuera de Rileyville”, de Samuel Trachtenberg, 25 de septiembre de 2008). Ningún de esos grupos merece un centímetro de confianza política.

  

Mientras la nave madre está naufragando, y el resto de la flotilla permanece inmóvil bajo sus propios liderazgos geriátricos permanentes, nosotros apelamos para que discutan con nosotros todos aquellos genuinamente interesados en avanzar (en oposición a lo que en realidad es apenas “preservar”) todo lo que había de revolucionario en el legado de la Liga Espartaquista.

  

  

documentos relacionados

  

Declaración del Comité Ejecutivo Internacional de la Liga Comunista Internacional (Cuartainternacionalista)

Repudiando nuestra posición sobre el terremoto de Haití: Una capitulación al imperialismo de EE.UU.

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